El proyecto - Open Beds Valencia - An exhibition about the patriarchal rules of love.
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El proyecto

Las culturas heteropatriarcales tienden a regular los comportamientos amorosos para asegurarse la fidelidad reproductiva mediante una relación contractual, pues adquieren el uso exclusivo de la propiedad sexual de su compañero o compañera,  y aseguran la descendencia consanguínea de la prole.

El amor libre o la crianza matriarcal, esquemas sociales en los que los cuerpos no son propiedades privativas del consorte, y la descendencia puede ser cuidada por igual por toda la tribu, son utopías de difícil alcance en el S. XXI, y en según que lugar del planeta, utopías proscritas por la ley.

La experiencia formativa, transcultural y migratoria que poseemos ambas (Julia Navarro Coll y Cristina Cucinella) nos ha permitido explorar, desde una perspectiva de los estudios de género, los parámetros que las diferentes culturas esgrimen en su interés por controlar los mecanismos de fidelización de los afectos.

A través de micro-historias de vida narradas en primera persona y transportadas a L’ Almodí, “Open Beds” presenta un atlas multicultural sobre la construcción de la identidad familiar basada en el matrimonio, también una reflexión sobre sus excepciones y sus estigmatizaciones.

Esta visión transcultural e interdisciplinaria acerca al público situaciones de vida en apariencia disímiles y sin embargo conectadas la férrea sujeción a la norma canónica global de las culturas patriarcales.

“Aceptar una propuesta matrimonial frente a un funcionario competente para otorgar cambios en el estatus civil es un acto performativo, según lo explicaba John Austin. Los actos performativos son aquellos que crean realidades… Son actos de habla.

En algún sentido, casarse implica la creación de una realidad distinta a la que tenemos, generando más variaciones de las que frecuentemente logramos percibir los mortales (seguir las reglas de la prohibición de la endogamia, cambiar de casa, tener compañía permanente, compartir más de lo que ahora hacemos con nuestra pareja).”

Lina Buchely, Grupo derecho y género, noviembre de 2012

Las personas, no saben muy bien porqué, llegado un día, comienzan a pensar en tener una pareja. La pareja: su pareja. Los mecanismos de regulación de este deseo antropológico y su canalización hacia la monogamia son estrictamente culturales y responden a estrategias claramente definidas en torno a la transmisión patrimonial.

Como recuerda Henrietta L. Moore, en Antropología y feminismo, (Universidad de Valencia 1999: 146) en el Siglo XIX el hombre blanco europeo  introdujo en Lagos el matrimonio cristiano, institucionalizando la monogamia y prohibiendo la poligamia. Lagos no fue una excepción, el matrimonio basado en el amor y el compañerismo, y no necesariamente en el mantenimiento de linajes, es una constante en las narraciones simbólicas occidentales, incluido el cine romántico, las telenovelas y las canciones de amor.

No es sencillo escuchar en público voces críticas sobre el asunto del matrimonio, los casamientos y los procesos de acumulación de material basados en un sistema de compensación (crianza, educación, sustento económico) y por lo tanto, en una desigualdad económica encubierta.

Sin embargo, en privado, las mujeres hablan acerca de sus decisiones, tal vez después de haberlas tomado, y sin consciencia clara de por qué lo hicieron. – Lo hice por amor -, suelen responder…

En una conversación con Claudia Smith, artista visual que trabaja con la violencia de género en África, ambas reflexionamos sobre la magnificación simbólica que se produce sobre el cuerpo de las mujeres en los momentos de paso, de niña a mujer, o en la boda, cuando van a ser entregadas como propiedad del padre a otro hombre, su marido.

Son momentos en que las niñas son engalanadas, embellecidas y adquieren bienes materiales y un protagonismo que nunca habían conocido. ¿Cómo negar pues, desde el interior de una persona que ansía ser reconocida, el estatus que la entrega radical al otro les ofrece?